Por: Nury M. Suemy Moguel Núñez.
Sin duda una de las preocupaciones más frecuentes que me externan los padres de niños y jóvenes deportistas es con respecto el hecho de ver que su hijo, a pesar de todos los esfuerzos presentados, no consigue obtener los méritos esperados. ¿Qué se puede hacer ante esas circunstancias? En este artículo abordaremos a profundidad el tema y al final podrá descargar un ejercicio para trabajar en familia.
La causa de todo mal.
¿Por qué el niño no avanza? Antes de responder esta pregunta le sugiero descargar el ejercicio anexo y responder la primera sección de preguntas correspondiente a los padres o adultos a cargo del niño. Le recomiendo ser completamente honesto y tomar el ejercicio con prudencia y madurez.
Descarga el ejercicio haciendo click en el siguiente link:
La razón por la que le pedí contestar previamente las preguntas del ejercicio es debido a que la angustia de los padres por ver al niño avanzar suele estar asociada a creencias con respecto al éxito, es decir, suelen pensar que si el niño no progresa como ellos quisieran o al ritmo que quisieran, entonces significa que está “fracasando” y eso no es así. En el ámbito deportivo es importante distinguir dos elementos:
- El desarrollo o avance.
- Los resultados.
Generalmente las personas asocian el éxito al resultado, sin embargo es importante tomar en cuenta que el resultado es multicausal, depende de muchas cosas entre los cuales podemos destacar:
- Factores biológicos. El temperamento, el somatotipo corporal, el nivel de energía natural del niño, el tipo y calidad de alimentación que tiene, la edad y la etapa de desarrollo (p. ej. en la adolescencia suele haber un retroceso por el cambio corporal), el nivel de descanso, enfermedades o lesiones previas, condiciones propias de él (p. ej. alergias, asma, cuestiones ortopédicas, etc.) entre otros son factores importantes que dependen de nuestra biología y sobre los cuales el niño no tiene realmente el control.
- Factores psicológicos. Cada deporte tiene un perfil de rasgos de personalidad, habilidades mentales y emocionales específicos que el individuo debe cubrir para que se pueda adaptar al deporte y desarrollarse en él. Aunque muchas de estas cualidades pueden entrenarse, existen otras que son rasgos muy profundos de su personalidad con los que el individuo tendrá que luchar continuamente. Esto podría ponerlo en desventaja contra quienes las poseen de manera natural. De esta manera, el deportista que no cubre plenamente el perfil necesitará mayor tiempo, esfuerzo y disciplina en el trabajo mental para poder avanzar… ¿Hasta dónde? Solo el tiempo lo dirá.
- Factores situacionales. Empezar la carrera deportiva tarde puede ser un factor que límite las expectativas de desarrollo (ya que la mayoría de los compañeros de su misma edad, al empezar más temprano, han avanzado más). Esto puede ser muy frustrante para niños y adultos, pero hay que tomarlo en cuenta. Otros factores como el nivel de recursos económicos para invertir es también importante ya que en muchas ocasiones se requiere de cuidados alimentarios, suplementos y, desde luego, participar en competencias deportistas que enriquezcan el nivel de experiencia y habilidades.
- Personales. Hay que reconocer que muchas veces los niños no comparten nuestra visión, tienen sus propios motivos, intereses o deseos y son estos quienes finalmente rigen su actuar en el ámbito deportivo. Es muy importante reconocer su derecho a tener opiniones y motivaciones diferentes a las nuestras así como reconocer que éstas van a cambiar a medida que crecen y sus necesidades de desarrollo cambian. Un niño puede haber iniciado a los 6 años en el deporte con mucha pasión pero en la adolescencia tener nuevas motivaciones que para él son más significativas.
Este sería un momento ideal para hacer la segunda parte del ejercicio que previamente descargó, permitiéndole a su hijo (a) contestarlo, si así lo desea. Recuerde que finalmente es decisión del niño y tiene el derecho de negarse a hacerlo si así lo desea.
Que podemos hacer como padres.
Ahora que el niño ha contestado y tenemos claro nuestra visión y la suya ¿Qué nos toca hacer?
- Buscar ayuda si fuera necesario. Recuerda que los factores psicológicos y biológicos pueden ser un factor de interferencia. Si este fuera el caso, busca ayuda alternativa para explorar la causa real del problema.
- No te obsesiones con los resultados del niño (a). Tu hijo llegará a donde tenga que llegar y lo hará en su momento, a su ritmo. Presionarlo no ayudará y solo dañará la relación que tienes con él. Evita compararlo con otros, incluso con sus hermanos pues cada persona es única en sus circunstancia y hacerlo resultaría injusto.
- No culpes o chantajees al niño (a). Que no tenga los resultado que te gustaría que tuviese no significa que esté tomándolo a la ligera o que no se esfuerce (como vimos, el resultado es multicausal). Si lo que deseas es motivarlo reconoce su esfuerzo y sus avances, en lugar de señalar los fallos
- Estimula otros intereses. Es desgarrador decirlo pero es posible que éste deporte no sea lo suyo, incluso que ningún deporte sea lo suyo. Reconocerlo es importante porque el fracaso sostenido puede dañar severamente la autoestima de un niño. Permítele experimentar diferentes opciones de actividades que le permitan reconocer sus diferentes talentos.
- Apoya cambios en las necesidades del niño a joven. Recuerda que con el tiempo las necesidades e intereses pueden cambiar. Algunos padres insisten a sus hijos a continuar para demostrar responsabilidad o porque inicialmente mostraron talento. Lo que sucede en esos casos es que, simplemente la mente ya no se emplea a fondo porque en realidad ya no tiene una motivación para hacerlo. Cuando algo no se quiere hacer, simplemente no se hace bien.
Espero que el artículo sea de tu agrado y muy útil para ambos.
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EXCELENTE INFORMACIÓN.
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Agradezco su colaboración. Pronto tendré nuevos temas al respecto.
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