Por: Mtra. Nury Moguel Núñez.
Psicóloga deportiva.
Como padres de familia, muchas veces intentamos apoyar a nuestros hijos deportistas de muchas maneras: con palabras de aliento, acompañándolos en sus eventos importantes, dándoles los recursos que necesitan para desarrollarse en su deporte, entre otros. Pero, luego de haber realizado cientos de sesiones de asesoría psicológica individual de deportistas adolescentes y jóvenes, he podido identificar un factor vital que a menudo no tomamos en cuenta. En este articulo te revelaré cuál es y qué puedes hacer para apoyar a tu hijo deportista.
Sin duda alguna el año 2022 fue uno de los más intensos para la mayoría de los niños y jóvenes deportistas: trabajar duro para reponerse de los entrenamientos y eventos perdidos debidos a la pandemia, supusieron para muchos un desafío en términos de resistencia física y mental. Particularmente, los meses de noviembre y diciembre fueron tan intensos que, en pocas semanas, se presentó una oleada de casos de síndrome de burnout, razón por la que tuve que tomar medidas extremas y comenzar a evaluar a cada uno de mis muchachos para identificar si estaban presentando esta condición.
Existen muchas definiciones sobre el burnout pero tal vez la más aceptada es la propuesta por Smith (1986 en Weinberg y Gould, 1996) quien lo define como una respuesta psicofisiológica exhaustiva que presenta el individuo como resultado de esfuerzos frecuentes y, ocasionalmente extremos pero ineficaces, que se realizan para satisfacer las demandas del entrenamiento y competencia. En palabras sencillas, el burnout se presenta cuando el cuerpo y la mente del deportista se han sometido a cargas físicas y psíquicas demasiado intensas por un largo tiempo sin respetar sus necesidades de descanso y recreación. ¿Cuánto es un largo tiempo? Bueno, de manera general nuestros jóvenes deportistas están sometidos a una fuerte carga física (trabajo en horario escolar, tareas extraescolares, horas de desvelo para estudiar, entrenamiento deportivo, dietas deportivas, etc.) y psíquicas (presiones por las calificaciones, estilos demasiado punitivos de entrenamiento, exigencias familiares, expectativas personales, monotonía del estilo de vida, estilo de personalidad, etc.) a lo largo de todo el año. Sin embargo, en ocasiones la intensidad de ambos sube drásticamente en ciertos periodos, en especial si las competencias aumentan en cantidad súbitamente. Si, además de la carga física, se presentan fracasos reiterados, de manera natural se presentará el burnout.
Seguramente se estará preguntando en estos momentos ¿Qué relación tiene el burnout con la motivación? Pues bien, en la medida en la cual el burnout se presenta, la motivación del deportista tenderá a bajar drásticamente y es algo que podemos observar fácilmente a través de las pruebas psicológicas, particularmente de la prueba POMS. El síndrome de burnout puede evolucionar hasta un punto en el cual el deportista cae en la depresión y comienza a considerar el abandono deportivo (lo cual a menudo sucede).
¿Qué podemos hacer como padres para prevenir que nuestros hijos presenten síndrome de burnout?
- Respeta el ciclo de entrenamiento y recuperación de tu hijo. La mejor manera de prevenir que el burnout se presente es NO alterar la carga de entrenamiento que el profesor ha destinado para el deportista; esto implica NO presionar a tu hijo para que salga a correr, vaya al gimnasio o realice alguna otra actividad deportiva adicional a lo que su entrenador ya ha considerado en su dosificación de cargas. Entrenar más no le ayudará a tener mejores resultados, por el contrario, interfiere con el proceso de recuperación de la carga que es lo que le da la verdadera ganancia al entrenamiento.
- Recuerda que NO todo es mental, cuide de su cuerpo también. Tener la adecuada alimentación y suplementación así como visitar regularmente al fisioterapeuta son complementos de la preparación de todo deportista orientado al alto rendimiento. Evita utilizar las frases del tipo “todo está en la mente” y enseña a tu hijo a tener una disciplina en el cuidado de su cuerpo.
- Evita agregar carga psíquica al deportista. La mayoría de los deportistas jóvenes que están enfocados en el alto rendimiento ya cuentan con una cantidad suficiente de carga psíquica durante los entrenamientos (p. ej. presión de los compañeros de equipo, recordatorio de los entrenadores de las metas próximas, acoso de los rivales, llamadas de atención del profesor) y en su vida personal (p. ej. presión por las labores de la escuela, estrés por no poder satisfacer necesidades personales y sociales, etc.). Sin embargo, cuando los deportistas parecen agotados o desanimados, muchos padres llegan a pensar que “tener la charla” sobre el tema pudiera ser de ayuda, pero a menudo es percibida como una mayor presión.
- Enseñe a su hijo a llevar una vida organizada y estructurada para que pueda atender apropiadamente las demandas del deporte y la escuela. Muchas veces los niños y jóvenes llegan a sentir que el deporte les resta espacio para atender adecuadamente las exigencias escolares, especialmente si tienen que llegar a casa cansados, con hambre y emocionalmente afectados luego de un intenso entrenamiento, y descubrir que no pueden tomar un tiempo para relajarse o descansar porque tienen trabajos escolares que atender. Enseñarles estrategias para organizarse resulta una de las mejores maneras en que pueden regular la cantidad de carga psíquica; p. ej. la carga de trabajo escolar no suele ser constante pero los chicos tienden a dejar los trabajos para el final o muy cerca de la fecha límite, por lo que terminan abrumados. Enseñarles a no procastinar, administrarse y utilizar herramientas de organización resulta vital.
- Ayúdeles a desarrollar su inteligencia emocional. Muchas veces escucho a padres de familia decir a sus hijos que “deben ser fuertes”, “que no lloren” y otras cosas por estilo pero, desafortunadamente, con ello solamente les transmiten el mensaje de que su mundo emocional debe ser ignorado y que reconocerlo los haces débiles. Entonces lo que termina ocurriendo en que los chicos ignoran las señales de sobrecarga emocional hasta que es demasiado tarde. Es importante que enseñemos a nuestros hijos a tomar conciencia de sus emociones, hacer contacto con ellas y aprender a autorregularlas. Inscribirlos a sesiones de yoga, meditación y tomar sesiones de psicología que les ayuden a desarrollar inteligencia emocional, son excelentes opciones.
- Ayúdalo a tener una vida integral. Desafortunadamente la presión entre la escuela y el deporte suelen generar que el deportista de categorías infantil y juvenil tenga que dejar de lado muchas de sus necesidades emocionales, sociales y afectivas tales como tomar tiempo para salir con los amigos, tener una pareja así como permitirse tiempos de ocio para explorar sus intereses y su personalidad. Estos vacíos emocionales hacen que su vida se vuelva monótona y con facilidad el estado de ánimo se vea afectado. Sostener este estilo de vida por años es altamente nocivo y es garantía de un abandono prematuro, por lo que es importante ayudarle a crear pequeños espacios para tener una vida integral.
La vida deportiva puede llevar a ser tan estresante para un niño o un joven como el trabajo lo es para un adulto. Con tu comprensión, cariño y apoyo tu hijo tendrá un camino más llevadero.
Espero que este artículo haya sido de apoyo para ti y tu familia. Recuerda compartirlo con algún padre de familia que consideres que puede serle de utilidad.