Deporte infantil y juvenil

De Principiante a Profesional. Guía Para Mantener al Deportista en el Camino.

Por: Mtra. Nury M. Suemy Moguel Núñez.

 

Una de las preocupaciones más comunes de los entrenadores que trabajan con deportistas en la fase de “talento” (es decir, niños y jóvenes que se perfilan para incluirse en selecciones estatales con miras a conformar una selección nacional en el futuro) es el temor de perder en algún momento a ese jovencito brillante en el cual han invertido una gran cantidad de recursos en tiempo, esfuerzo y esperanzas. Porque, es un hecho innegable que una gran cantidad de los niños y jóvenes que se integren en los equipos deportivos orientados hacia el rendimiento terminarán abandonando el deporte, con independencia de los resultados que hayan obtenido o el potencial y talento que estén mostrando a lo largo de su vida deportiva.

Para los profesores o entrenadores, para las instituciones deportivas e incluso para los padres de familia genera gran tensión y frustración el tener que enfrentarse al periodo de duda pre-abandono y para los mismos jóvenes puede ser causa de estrés constante especialmente si no se encuentran realmente convencidos de tomar la decisión de abandonar o, peor, si se arrepienten después. Y es que para todo jovencito resulta más difícil el darse cuenta de que abandonaron sin estar convencidos ya que, al tratar de reincorporarse deben ganarse nuevamente la confianza y favores de todo pero lo más difícil es enfrentarse al hecho de que el tiempo de inactividad ha surtido el doloroso efecto de reducir sus niveles de rendimiento, de manera que ya no logran las mismas marcas que antes y aquellos a quienes ganaban con facilidad ahora se llevan todos los méritos.

Como profesores y entrenadores el camino ideal siempre será orientarse hacia la prevención y éste proceso debe comenzarse desde el mismo momento en que el jovencito ingresa al equipo deportivo a través de la formación de un estado de armonía con su deporte. A continuación presento algunos pasos claves que podrán ayudarle a vacunar a sus alumnos contra el temido burnout y favorecer una larga permanencia en la vida deportiva.

a) Cuando ingresan al equipo deportivo (niños y jóvenes).

 

  • Identifique si el interés viene naturalmente de él o de los padres. Aunque es cierto que algunas los niños logran desarrollar el amor un deporte al que sus padres los inscribieron, lo común es que si la actividad no convencía a los intereses o pasiones naturales del niño (sea porque prefiere otra actividad o no deseaba realizar ninguna) siempre existirá una barrera natural debido a que el cerebro interpreta que no ha existido una total libertad en su proceso de decisión y por ello tenderá a mostrar mayor resistencia o desgano.
  • Identifique apropiadamente si el niño tiene cualidades para este deporte y evite fomentar expectativas falsas. Así es, es muy triste decirlo pero lo natural es que la mayoría de los niños que ingresan a un equipo no muestren un talento especial por ese deporte (aunque pueden tenerlo para otros deportes u otras actividades), y esto ocurre por mera estadística, independientemente de cuánto lo intenten. Para ello es importante tener una fuerte ética al respecto y plantearse métodos y estrategias claras que determinar qué niños tienen un talento natural y podrían desarrollarse al máximo en cada deporte. Esto no significa que el niño pierda su derecho a practicar una actividad que le gusta solo porque no tiene muchas habilidades, simplemente se pretende o sugiere NO implantar la idea en todos los niños de que deben buscar el alto rendimiento o ser campeones si nos hemos percatado que su potencial no se dirige hacia ahí.
  • Utilizar espacios de lúdica para asociar los entrenamientos con experiencias agradables (1 vez por semana, como mínimo). Para mantener y favorecer una sana motivación en los niños, especialmente los más pequeños (6-12 años) es importante mantener un ambiente de alegría, dinamismo y juego, de manera que la experiencia se llene de risas, amigos y otros elementos positivos que graben en su mente la imagen del deporte como algo fantástico y divertido. Realizar entrenamientos lúdicos, es decir, entrenamientos en los cuáles se trabajen cualidades técnicas o tácticas a través del juego desempeñan un papel vital para la motivación y la prevención de que se formen temores o fobias asociados al deporte.
  • Prevenga, identifique y ataque oportunamente temores. El dolor, el fracaso y las lesiones pueden generar fácilmente el desarrollo de temores y fobias en los niños. Para prevenir la formación de temores, garantice siempre las medidas de seguridad y procure avanzar poco a poco al muchacho en cuanto al nivel de exigencia y complejidad cuando se encuentre físicamente listo pero también mentalmente. Observe a sus chicos con cuidado cuando se niegan a entrenar o a realizar ciertos ejercicios, ya que la pereza puede ser un factor común pero los miedos también. Una vez identificado que el niño tiene una fobia asociada al deporte, NO obligue a realizar la actividad y canalice hacia el psicólogo deportivo inmediatamente.

 

b) Cuando comienzan a mostrar resultados.

 

  • Fomente intereses alternos en los días de descanso. Aunque pudiese sonar contradictorio, todo jovencito requiere tener una multiplicad de intereses, que permitan distraer su mente ocasionalmente, desconectarse del estrés del entrenamiento y prevenir el burnout. Estas actividad deben ser recreativas y preferente favorecer la convivencia con la familia y amigos ajenos al deporte, ya que contar con una red social amplia y amorosa lo ayudará a minimizar los efectos del estrés.
  • Evite alentar a los padres y familia a que hablen con niño sobre su deporte o le insistan. Esta es otra conducta muy común en entrenadores de jóvenes con talento. A menudo, cuando empiezan a observar desgano o falta de rendimiento los entrenadores hablan con los padres de familia para que, a su vez, éstos hablen con sus hijos y les hagan “entrar en razón”. El problema principal radica en que los padres realmente no poseen el conocimiento necesario para influir en este sentido y tienen a agregar un estrés adicional pues ahora el jovencito lidia con el entrenador y los padres. A largo plazo esto no solo daña severamente la relación familiar sino también la confianza hacia el entrenador. Si observa un comportamiento o actitudes no propias, recurra al psicólogo deportivo y platique su preocupación.
  • Respete los tiempos de descanso físico y mental (evitar saturar). Otro factor que se ha observado con frecuencia en jovencitos que consideran abandonar el deporte es la forma en que los entrenadores los saturan de entrenamientos. Entrenar incluso los fines de semana (sábado y domingo) o mantener la intensidad en los períodos vacacionales debe ser una decisión que los entrenadores deben sopesar a la hora de planificar los macrociclos y la dosificación de cargas. Ya que los niños y jóvenes necesitan descansar no solo físicamente sino mentalmente también y desconectarse ocasionalmente para seguir el deseo de volver a entrenar.
  • Conozca las etapas de desarrollo que atraviesan los niños y las crisis emocionales que se viven en cada una de ellas. Para muchos resulta frustrante observar cómo el niño que antes era disciplinado y obediente ahora se ha convertido en un adolescente que cree saberlo todo. Sin embargo éste es un proceso natural debido a los cambios psicológicos de la edad. Estar prevenido a ello y conocer formas de adecuar el trato a cada edad le ayudará a planificar sus estrategias de disciplina y liderazgo.
  • Separar las metas personales de las metas deportivas que el niño puede alcanzar. He observado con frecuencia en aquellos entrenador que ya tienen un renombre por su capacidad para generar campeones el verse frustrados cuando no consiguen terminar de pulir a un campeón. Entonces estallan en escenas de ira o chantaje y reclamos porque el fracaso del niño parece golpearles más a ellos que al propio. Evite culpar al niño de su fracaso o por cómo eso afecta su trayectoria, imagen o prestigio como entrenador. Finalmente, ni el niño ni usted tienen el poder de definir un éxito, es algo con lo que apostamos a ganar pero a veces se pierde.

 

c) Cuando el desastre parece aproximarse.

  • Proteja la autoestima y autoconfianza. Los fracasos repetidos, las lesiones constantes y el agotamiento del cual no se logra recuperar son los antecedentes comunes de un abandono. La pérdida de la confianza y la autoestima que sigue a éstos es el motivo psicológico que lleva a tratar de protegerse evitando aquello que lo lastima. Para ello es importante ayudarles a recuperar la confianza recordando cómo ha superado situaciones similares anteriormente y mostrándoles sus logros alcanzados.
  • Sea comprensivo y muestre empatía ante la presencia de bajas motivacionales ocasionales. Sentirse perezoso o pensar en abandonar es algo común pero no necesariamente definitivo. En lugar de enojarse por mostrar su naturaleza humana, apoye, indague más al respecto y, de ser necesario, conceda unos días libres para que el chico lo piense y, tal vez, atienda otras necesidades que se han relegado (como tener tiempo de ocio o ver a la pareja en el caso de los adolescentes). Ya verá que si es algo temporal, él mismo sentirá el deseo de volver.
  • Apoye el proceso de transición natural ante el abandono del deporte. Si la desgracia es inminente, no habrá nada qué hacer. Finalmente, habrá ocasiones donde el abandono sea un paso inevitable pues insistir a la fuerza puede ser un desencadenante de angustia y depresión. En estos casos, nuestro rol como adultos sigue siendo el de modelos y guías pues, al observarnos como líderes inspiradores y comprensivos el resto de nuestro equipo puede sentirse seguro de su entrenador, valorado y respetado, sirviendo esta experiencia a todo el equipo y al joven que ahora se nos va. 

    Trabajar con niños y jóvenes puede ser una misión altamente desgastante debido a la complejidad de variables que se requieren tomar en cuenta. Sin embargo, he podido conocer a entrenador con el “toque de Midas”, profesores capaces de hacer de casi cualquier niño un campeón. Y para mi satisfacción el ingrediente más importante y común en todos ellos es la calidad de relación y preocupación auténtica que muestran hacia sus muchachos.

    Si desea más información recuerde llenar el formulario.

     

2 comentarios en “De Principiante a Profesional. Guía Para Mantener al Deportista en el Camino.”

  1. Mi hijo de 15 años lleva 8 años en el fútbol y todos los entrenadores le dicen que tiene muchas posibilidades de llegar a profesional y ahora de la nada dice que ya no le gusta y lo quiere dejar por que ya le enfado siendo que antes el era el que nos decía que no quería faltar a ningún entrenamiento ayuda por favor

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    1. Las dudas con respecto al deporte son comunes, especialmente en deportistas que llevan una larga trayectoria y son resultado de fluctuaciones normales de la motivación. En estos casos se requiere reconectar al deportista y enseñarle a regular por sí mismo su motivación. Para una valoración gratuita puede comunicarse al teléfono 9999100906 o al correo psicodeportemex@gmail.com

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