Por: Mtra. Nury M. Suemy Moguel Núñez.
Psicóloga Deportiva.
Ahora que te has propuesto realizar algo de ejercicio con regularidad, ya sea para mejorar tu forma física o para beneficiar tu salud, es claro que has de encontrar algunas dificultades en el camino. Desde la organización de tus tiempos y actividades, encontrar una actividad con la que te sientas cómodo y vencer la inercia natural que todos traemos para buscar la comodidad. Esto es algo natural y no debes sentirte culpable si ocasionalmente sientes el deseo de abandonar la actividad o simplemente hoy no deseas salir a ejercitarte, te repito, es parte de la naturaleza humana buscar la comodidad o su seguridad. Todo aquello que genere algún malestar o incomodidad tenderá a alejarte emocionalmente de ello.
Por esta razón es muy importante que tu comienzo en el ejercicio se realice de manera positiva, de modo que no existan emociones desagradables que puedan interferir con el desarrollo de un hábito saludable de ejercicio. Para desarrollar una motivación positiva que te aliente a continuar por un período largo, existen tres elementos que hay que mantener a lo largo de tu práctica:
- Sentirte libre en todo momento.
- Sentirte competente y capaz.
- Sentirte relacionado y vinculado.
1. Sentirte libre.
El sentimiento de libertad es inherente a la naturaleza humana; en el momento en que tu mente se siente “obligada” a realizar algo, comenzará a incomodarse y a resistirse a la actividad. Por ello es importante que tú elijas libremente si deseas realizar ejercicio y que tengas claro el por qué es importante hacerlo. Si tus razones incluyen motivos como “para gustarle a…” o “porque mi pareja (familia, etc.) me dicen todo el tiempo que lo haga” con toda seguridad terminarás abandonando la actividad. Esto es algo que debes elegir tú mismo, por ti, para ti.
De la misma manera es vital que seas tú quien elija aquella actividad a realizar. Ya sea practicar aeróbicos, salir a caminar, inscribirte a una clase de salsa o a un gimnasio, cualquier actividad que realices traerá beneficios físicos y psicológicos. Al elegir, busca aquella actividad con la que te sientas cómodo, que se ajuste a tu personalidad, a tus gustos, a tus intereses. Busca aquella actividad que te permita expresarte y que realmente sientas que la disfrutas cuando la realizas. Que disfrutes del ejercicio no significa que siempre la vas a pasar bien, el cansancio es parte implícita del ejercicio así como el esfuerzo y ocasionalmente los calambres; cuando digo que debes disfrutar la actividad me refiero a que el ejercicio que realices sea algo que logres apreciar, de modo que cuando termines de ejercitarte te sientas cansado pero feliz y satisfecho contigo mismo.
Si te inscribes a un gimnasio o clase es importante también que tomes unos minutos para conocer al instructor y converses con él sobre su estilo de dirigir la clase. Un instructor rígido e inflexible con frecuencia te hará sentirte presionado u obligado, esto puede ser útil para quienes practican con el objetivo de competir u obtener elevados niveles de forma física pero no para quienes desean solamente ejercitarse o son nuevos en el mundo de la actividad. Un instructor que te permita cierta flexibilidad y escuche tus intereses favorecerá tu sentido de libertad de manera más eficiente.
2. Sentirte competente y capaz.
Al elegir una actividad para ejercitarte toma en cuenta también tus propias capacidades, pues en la medida en la que cometas errores y no logres dominar la actividad terminarás frustrándote y deseando abandonar. Si al verte a ti mismo reconoces no tener mucha coordinación en los pies, tal vez una clase de aeróbicos con step no sea la mejor opción para ti.
De nueva cuenta es importante en este punto que analices el perfil de instructor que es mejor para ti. En algunos grupos de ejercicios se acostumbra que el instructor tome un rol directivo, inquisitivo y duro, que presione a los usuarios haciendo énfasis en lo “malos” o “débiles” que son como una forma de provocarlos para que se esfuercen al máximo. Sin embargo este estilo no suele ser beneficioso para la mayoría de los usuarios. Si eres una persona más bien sensible o están iniciando en el mundo del ejercicio, probablemente requerirás más de un instructor que te señale los progresos antes que los fallos como forma de motivarte.
Independientemente del tipo de instructor que te dirija en tu clase de ejercicio (si eliges inscribirte a algún centro de cultura física) es importante hacerte consiente de tus progresos ya sea que éstos los midas en el tiempo de realización, velocidad, frecuencia, etc. Llevar un pequeño diario o hacer una gráfica donde anotes tus avances cotidianos te ayudará a tener una noción más clara de tus progresos para aquellos días en los que sientas que “no has logrado nada”.
3. Sentirte vinculado.
Si has elegido realizar tu ejercicio como parte de un club o centro de cultura física, deberás procurar mantener una buena calidad en la relación que lleves con tus compañeros ya que ésta influye en la motivación. En la medida que las interacciones sean positivas y te sientas parte del grupo notarás que es más fácil continuar asistiendo, ya que el hecho de sentir que pertenecemos a un lugar refuerza nuestro interés por continuar en la actividad. Igualmente procura mantener una buena comunicación y trato con tu instructor.
Manteniendo estos tres elementos desde el inicio de tu ingreso al mundo del ejercicio lograrás tener un mejor y más agradable comienzo.
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