Por: Mtra. Nury M. Suemy Moguel Núñez.
Es muy triste reconocerlo pero ocurre algunas veces: tienes en el equipo a un deportista que sueña con la grandeza, su anhelo más grande es llegar a convertirse en campeón. Pero el tiempo y las sesiones de entrenamiento pasan y el tan anhelado triunfo no llega, el cuerpo o la mente del deportista parecen simplemente no responder y tiene que observar con dolor como otros compañeros del equipo van avanzando en su desempeño, mejoran sus tiempos o marcas mientras él o ella simplemente no consiguen romper su techo.
¿Qué está pasando? ¿Por qué la pasión parece no ser suficiente para disparar el nivel? Por muy duro que sea esta experiencia el deportista que desea mejorar su desempeño debe realizar un honesto y profundo proceso de introspección y dejar de lado las acusaciones de tipo extrínseco. Responsabilizar a los entrenadores, las circunstancias, la falta de tiempo libre para entrenar, la mala suerte o la crueldad de los jueces pueden procurar por nuestra autoestima pero difícilmente nos ayudará a realizar cambios que beneficien nuestro desempeño. Otras veces, por mucho que uno se entregue a los entrenamientos, no siempre basta para alcanzar el más alto desempeño.
La evaluación puede resultar dolorosa pero es necesaria. Existen algunas áreas específicas de su conducta que ayudarán al deportista a conocerse más a si mismo al reflexionar detenidamente en ellas:
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Nivel de energía y compromiso invertidos.
Uno de los elementos más importantes para la asimilación del entrenamiento es el nivel de cumplimiento de la carga establecida por los entrenadores. Pero sucede que mantener el mismo nivel de energía a lo largo de la sesión de entrenamiento no es fácil para todos. Algunos comienzan muy bien pero se agotan rápidamente y otros tardan en calentar para poder rendir, de manera que empiezan fríos en el entrenamiento. Ambas opciones pueden ser realmente perjudiciales si no se aprenden formas de aprovechar los entrenamientos.
2. Tu personalidad.
Tu propia personalidad puede ser un factor importante a analizar si deseas obtener elevados rendimientos. ¿Cómo reaccionas ante el reto? ¿Te estresa o te estimula (te sientes deseoso de hacer algo más difícil)? Si los desafíos y retos te desaniman o estresan, debes analizar si el hecho de competir es algo realmente para ti y es lo que deseas. Si tu respuesta es sí, implica que deberás trabajar el doble y comprometerte para poder no solo mejorar lo técnico sino también lo psicológico.
3. Manejo de la retroalimentación.
¿Cómo reaccionas cuando tú entrenador hace una crítica a tu desempeño o ejecución técnica? La forma en la que reaccionamos a la crítica constituye un factor importante que ejerce su efecto en el aprendizaje y el rendimiento. A diferencia de como podrías sentirte a veces, la crítica o retroalimentación no hace referencia a ti, no significa que tú seas malo, sino simplemente a que lo que tú estás haciendo en ese momento no está saliendo bien y tiene la finalidad de dirigirte hacia la perfección para que logres tus metas. Insistir con soberbia en un error, justificarse ante el fallo buscando excusas o abandonar el ejercicio no contribuye para nada a tu aprendizaje. Las conductas que mejor favorecen tu desarrollo son escuchar, aceptar, analizar, corregir y reintegrar. Analiza tus sentimientos cuando el entrenador te corrige y observa tu manera de reaccionar, es posible que estés presentando dificultades en esta área.
4. Manejo de la frustración.
Algunas veces no ha hecho falta la crítica del entrenador ya que es la propia crítica la que pesa. ¿Cómo te sientes cuando las cosas no salen como quisieras? ¿Qué pensamientos vienen a tu mente? Culparte y ofenderte a ti mismo son pensamientos que se oponen a tu desempeño pues te distraen del verdadero objetivo que es enfocarte en lo que debes hacer para alcanzar tu meta. Dejarse dominar por un llanto prolongado, desistir del entrenamiento o bajar las metas son igualmente perjudiciales. Ante el error es conveniente analizar las causas y establecer planes para obtenerlos de manera efectiva y eficiente. Tener un pequeño bajón de energía es natural pero no debes dejarte dominar por el demasiado tiempo.
5. Relación con el equipo.
Sin importar si tú deporte es grupal o individual, tener una buena relación con tus compañeros favorece tu desempeño. Toma en cuenta que necesitas de ellos incluso para mantener un buen rival que te ayude a estar fuerte y enfocado; si no tuvieras esa saludable competencia, tu rendimiento tendería a estancarse. Asimismo los compañeros pueden acompañarnos en el camino compartiendo experiencias y técnicas así como apoyo. En cualquier caso, un buen clima de grupo nos permite entrenar a gusto. ¿Con cuántos compañeros mantienes una positiva relación?
6. Vida integral.
¿Te dedicas al 100% a tu deporte? Analiza si no has descuidado otras áreas como la familia, pareja, diversión, socialización, tus estudios o el simple descanso. Dejar otras áreas de la vida insatisfechas producirá que a la larga tu motivación baje drásticamente y comience a disminuir tu rendimiento.
7. Tu verdadera motivación.
¿Realmente esto que estás haciendo es lo que tú quieres? Es posible que en un principio hayas comenzado practicando el deporte por motivos equivocados o simplemente ya hayas alcanzado el punto de desarrollo que tú deseabas y has seguido luchando hasta un punto más allá debido a que te ha ido bien antes o porque otras personas te han ido proyectando su motivación. Es posible también que ahora hayas enfrentado cambios de vida (por ejemplo, te hayas casado, estés comenzando la vida laboral, la universidad o tengas un hijo) así que tus objetivos y prioridades de vida han cambiado. Revalora hasta qué punto sigues manteniendo esa motivación, si tu motivación ha bajado por fracasos anteriores o lesiones (y necesitas ayuda para recuperarla) o si simplemente tu motivación ha encontrado prioridades.
8. Tu talento.
Si ya has analizado tus conductas en el entrenamiento y competencia, has hecho cambios en tu forma de actuar y de pensar, has visitado profesionales del deporte y por más que insistes con pasión el resultado simplemente no llega, tal vez sea momento de enfrentar una dolorosa realidad: esto no es realmente lo tuyo. No significa que no debas practicar este deporte o que no puedas destacar en él sino que simplemente está tal vez sea tu área de mayor talento. Existen otros deportes y actividades incluso fuera (en lo laboral, académico, cultural o social) donde tus destrezas se expresen mejor y puedan llevarte a despuntar al máximo. Analiza cuáles son tus áreas más fuertes y tus gustos reales. Insisto en que esto no significa que abandones necesariamente el deporte que amas pero deja claro para ti que quieres y que puedes alcanzar.